Mucha gente se lo toma a broma, por ejemplo recuerdo a Mariano Rajoy a su famoso primo, pero el cambio climático está provocando un cisma en la tierra. Solo hay que ver que en pleno mes de junio las temperaturas sean más propias del invierno o que en muchas zonas de España, llueva como si no hubiera un mañana. Afortunadamente, el nuevo gobierno de Pedro Sánchez parece que se preocupa por estas cuestiones y ha creado un ministerio de Transición ecológica.
Entre sus retos más inmediatos está el desarrollo de la Ley de Cambio Climático y transición energética de la economía, clave para cumplir los compromisos del Acuerdo de París de la ONU contra el calentamiento global. Solo con escuchar esto, ya me pongo contento, y espero que sea una realidad, y no como siempre, papel mojado y palabras al viento por parte de los políticos. Sánchez dijo en su estreno como presidente que este departamento se creaba como “Refuerza las políticas que construirán un futuro sostenible en un país en el que el debate sobre el cambio climático, sus consecuencias y desafíos no se les ha prestado la debida atención desde el ámbito público”.
El Ministerio de Transición Ecológica estará liderado por Teresa Ribera, ex secretaria de Estado de Cambio Climático en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El nuevo departamento englobará competencia energéticas, de agua, medio ambiente y cambio climático entre otras. Cruzaremos los dedos.
Sin embargo, gran parte de esta conciencia ecológica tiene que provenir de las propias empresas. Hoy me gustaría contar el caso de Plásticos Alhambra, una empresa desarrollada en un sector tan contaminante como es el de las bolsas de plásticos, que, sin embargo, ha sabido amoldarse a los nuevos tiempos, incluso siendo reconocida con varios certificados de calidad por su aporte al medio ambiente.
Certificados
Entre estos certificados destaca la Certificación emitida por Vincotte que acredita que sus bobinas son biodegradables-compostables. También dispone de la Certificación 14001 Medio Ambiente emitido por Bureau Veritas. Es decir, por la fabricación, manipulación, impresión y comercialización de film, láminas, bobinas y bolsas de polietileno y biodegradables. En definitiva, son una empresa fabricante de bolsas de plástico comprometida con la calidad y el medio ambiente, está política nos proporciona un marco para establecer y revisar objetivos y metas de calidad y medio ambiente.
Y es que la bolsa de plástico es el producto estrella de nuestra cultura de usar y tirar, que malgasta grandes cantidades de materiales y energía para fabricar productos efímeros de un solo uso, muchas veces superfluos. Las bolsas de plástico se pueden reemplazar por recipientes o sistemas duraderos y ecológicos (bolsas de tela, de plástico resistente, de papel, carros de compra…). En España utilizamos unas 250 bolsas por habitante y año. Tanto su fabricación y distribución como su tratamiento posterior provocan importantes problemas ambientales. Por todo ello consideramos que es necesaria su desaparición.
Su dispersión en la naturaleza causa mortandad de animales en el medio terrestre y acuático. Las tortugas, los delfines o los cachalotes, por ejemplo, se las comen porque las confunden con medusas y calamares. Es cada vez más frecuente encontrarlas en cadáveres de animales marinos porque provocan el bloqueo, irritación o laceración del tracto digestivo y reducen la cantidad de alimento que los animales pueden ingerir.
Bolsas ecológicas
Por ello es de agradecer que empresas como Alhambra apuesten por unas bolsas ecológicas. No en vano, preocupados por el medio ambiente, en esta fábrica de bolsas de plástico se recicla el plástico excedente del proceso productivo y se reutiliza en la fabricación de otros productos como bolsas de basura, reduciendo así al máximo, su impacto en el medio ambiente. Hay que hacer un pequeño esfuerzo desde la ciudadanía, los ayuntamientos, gremios de comerciantes y cadenas comerciales para animar al consumidor y a los comercios a sustituir las bolsas de plástico gratuitas por otro tipo de recipiente más resistente y duradero.
Ojalá todas las empresas tuvieran esta conciencia ecológica, y más en un sector como éste, y es que algunas bolsas se fabrican a partir del petróleo, un recurso no renovable, costoso, cada vez más escaso y responsable de la emisión de gases de efecto invernadero, es decir, del cambio climático. Además su reciclaje no es rentable: cuesta 100 veces más reciclarlas que producirlas nuevas.