La familia. Ese ente del que tantas y tantas se habla. Hay muchas frases de familia que nos hacen entender lo que significa. “Esta familia es el mejor regalo que la vida nos ha dado. ¡Gracias!”, “Lo que nos hace una familia unida no es la sangre, sino el corazón”, “la familia es la brújula que guía nuestro camino, la inspiración para caminar hasta lo alto de la montaña y el mayor consuelo cuando algo sale mal”. Estos demuestran lo bueno que es la familia, sin embargo, en ocasiones, la familia se convierte en un saco de problemas.
Pareja, hijos, suegras, cuñadas, vecinas, compañeros…son muchos los factores que pueden afectar en una familia. Es cuando surgen los problemas. Por ejemplo el nacimiento de un niño lo cambia todo. Las parejas dejan de hacer todo lo que hacían en común y solas, los viajes, las salidas de fiesta, los encuentros íntimos. Ahora hay uno más en la familia y eso provoca muchas discusiones. Parecido ocurre cuando se tiene un hijo adolescente. Y más en los tiempos que corren, donde un hijo o hija de esa edad (cada vez más joven) es una bomba de relojería.
Antes de que lleguen separaciones, divorcios, discusiones con hijos que se quieren ir de casa, lo que hay que hacer es ponerte en manos de profesionales. Una de las mejores formas es hacer una Terapia de Familia. Hablamos con la psicóloga Vanessa Sanz para que nos informe sobre ello. “La terapia cognitivo-conductual, dispone de un protocolo estructurado de intervención en parejas, que se adapta a cada caso concreto en función de sus áreas problemáticas, atendiendo además, a los problemas psicológicos que pueda presentar cada miembro y que afecte a su relación”, nos explica.
Mantener una relación de pareja (o de familia) a largo plazo puede ser complicado y que surjan problemas sobre los que intervenir:
- Problemas de comunicación
- Desacuerdos en toma de decisiones
- Problemas sexuales (falta de deseo, vaginismo, eyaculación precoz…)
- Dependencia emocional
- Crisis por diferentes variables
- Aceptación de la ruptura
Cuando nació
Todo comenzó en los Estados Unidos, durante la década de los años 50 del siglo pasado. Fue entonces cuando, diferentes profesionales de la psiquiatría y la psicología, se dieron cuenta que los trastornos que muchas personas sufrían eran por culpa de los problemas que había en casa con su familia. Este tipo de tratamiento llegó a Europa en los años setenta, y diez años después a España, donde ha ido creciendo hasta convertirse en un modelo de referencia que aplican alrededor de 1.500 especialistas pertenecientes a la Sociedad Española de Terapia Familiar.
Ayudar
La terapia familiar puede ayudar a los miembros de la familia a enfrentar la situación si uno de ellos padece una enfermedad mental grave, como la esquizofrenia, pero la persona que padece esquizofrenia debe continuar con el plan de tratamiento individualizado que puede comprender medicamentos, terapia personalizada u otro tratamiento.
Ojo con los hijos
Muchas veces los problemas vienen dados por los hijos. La forma de educación, los valores y los comportamientos pueden chocar. Y ojo porque en ocasiones son los propios niños los que se aprovechan de esta situación. Sobre todo cuando estamos hablando de a partir de 10 años. Cuando ya saben que si le dan la razón a papá conseguirán algo, y si es a mamá otra cosa diferente. Es el denominado caso del hijo rehen que es usado por los padres
Tiempo
Todos sabemos que vivimos en una sociedad que lo quiere todo para ya. Sin embargo, esta exigencia nunca se va a poder aplicar en el contexto de una terapia familiar, lo que puede provocar problemas. Y es que, aunque no suele ser difícil conseguir involucrar a la familia.
Ahora bien, no siempre hace falta ir a una terapia de familia, lo mejor es el diálogo y solucionarlo en casa. Solo hay que ir cuando no encuentre recursos para solucionar un determinado problema». O, en otras palabras, cuando se tenga la sensación de estar en un círculo vicioso del que no pueden salir. Cuando se haya agotado la vía del diálogo y del acuerdo es cuando se necesita una persona profesional que nos eche una mano. Y por supuesto, todos los componentes de la familia tienen que estar de acuerdo, colaborar y acudir a estas terapias. De nada sirve acudir los padres y el hijo no. No tengas miedo a hacerlo porque cada vez sirve de más ayuda a las familias y a sus hijos.