Claves para reformar un mueble antiguo.

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Cuando nos preocupamos por la decoración de nuestro hogar, cada uno de nosotros tenemos gustos y preferencias muy distintos: los hay que adoran el arte moderno, otros el minimalismo, y también existe una gran parte de la sociedad que ama el mobiliario y la decoración antigua.

Y es que el encanto que presentan los muebles antiguos no tiene comparación, por no mencionar la belleza del proceso de restaurar un mueble. Existen tiendas enteras dedicadas a la venta de productos antiguos ¡hasta programas de televisión! Y por supuesto, si caminamos por un mercadillo de segunda mano encontraremos joyas excepcionales que además no serán baratas.

Si eres un entusiasta de la decoración clásica entenderás que no todos los muebles y objetos están en óptimas condiciones. Hay mobiliario que se encuentra realmente dañado por el paso de los años, y realmente en esto reside su encanto; en restaurarlo y hacer creer que está justo cómo se encontraba hace años.

Si te interesa empezar a restaurar muebles, te animamos a que leas el siguiente artículo, ya que hemos recogido los mejores consejos para ayudarte en este proceso.

¡No te lo pierdas!

El encanto de usar muebles antiguos.

Puede gustarte más o menos, pero debemos admitir, que los muebles antiguos realzan la belleza de cualquier lugar. Son capaces de convertir cualquier casa, rincón o jardín en un museo digno de admiración para quien lo visite, y por supuesto la fotografía que podemos obtener al inmortalizar los espacios decorados con dicho mobiliario, es de una belleza muy peculiar.

Pero ¿por qué son tan encantadores este tipo de mobiliarios? ¿Es que acaso, no se fabrican muebles bonitos en la actualidad? La respuesta es sencilla: Cada mueble antiguo tiene una historia única que contar.

Cuando miramos una elegante cómoda de roble, una silla de madera tallada a mano o una mesa de comedor no estamos viendo sólo el objeto; estamos observando décadas de cenas compartidas, momentos de una época pasada en la que las personas vivían de otra manera y definitivamente eso no tiene precio. De hecho, muchas personas confunden el concepto “restauración” con el hecho de transformar ese objeto a un objeto completamente nuevo ¡nada más lejos de la realidad!

La restauración es un proceso delicado que cuida la esencia y el aspecto original de la pieza. Digamos que incluso deja algunas imperfecciones sin tocar, así que fíjate.

Cómo restaurarlos según los materiales.

Hay muebles de todo tipo de materiales, pero los más comunes para restaurar son la madera, el metal y la tapicería.

Mientras que la madera corresponde a muebles como armarios, mesas, sillas y estanterías, el metal suele englobar faroles, lámparas y estantes. Por otro lado, la tapicería suele hacer referencia a sofás, sillones y alfombras. Como ya imaginarás, cada uno de estos materiales presenta un proceso diferente de restauración que debemos de tener en cuenta, además de entender el estado en el que se encuentra la pieza que va a ser restaurada.

Antes que nada, debemos saber, que el proceso de restauración de un mueble antiguo no es sencillo; implica trabajo y esfuerzo, además de exigirnos disponer de los materiales indicados ¡pero merece totalmente la pena!

A continuación, veremos qué proceso de restauración es el adecuado para cada uno de estos materiales:

  • Restauración de muebles de madera.

La madera es un material muy utilizado en los muebles actuales y antiguos, por lo que es uno de los más populares respecto a la restauración, como bien saben los expertos de Pergoland.

Para restaurar muebles de madera, se debe comenzar limpiando la superficie para eliminar polvo y suciedad. Luego, debemos observar los daños del mueble; si está dañado con cualquier grieta o agujero podemos arreglarlo con masilla para madera (recuerda, es importante que usemos masilla para maderas y no masilla normal si queremos obtener buenos resultados).

Cuando la masilla se seque, debemos lijar con papel de lija de grano fino para suavizar la superficie y eliminar imperfecciones. Tras este proceso ya está preparada la madera y por fin podemos aplicar el acabado que queramos, ya sea barniz transparente para resaltar la madera natural o pintura para lograr un nuevo estilo.

Al acabar, no te olvides de proteger la superficie con una capa de sellador o cera para garantizar durabilidad y brillo.

  • Restauración de muebles de metal.

La restauración de muebles de metal comienza con una limpieza a fondo utilizando un limpiador suave para eliminar la suciedad y el óxido. Y es que, a diferencia de los muebles de madera, el metal es un material fácilmente corrompible, ya que con los cambios de temperatura e incluso el paso de los años, comienza a oxidarse.

La buena noticia es que podemos remover el óxido fácilmente usando un eliminador especial o lijando con papel de lija. Lo importante de todo esto es aplicar una imprimación antioxidante para prevenir la corrosión una vez hayamos tratado el óxido y, una vez seca, pintar con pintura en aerosol o esmalte adecuado para metal.

Una vez más, debemos proteger el metal restaurado para que nuestra restauración perdure con una capa de sellador.

  • Restauración de muebles de tapicería.

La tapicería no implica materiales robustos ni corrompibles ¡se trata de una tela!

Esto nos presenta claras ventajas y a la vez, una serie de desventajas para restaurar muebles tapizados que debemos tener en cuenta. Lo más sencillo y socorrido ante muebles tapizados que presentan un buen aspecto en general, es limpiar la tela con un limpiador específico o agua y jabón suave para eliminar manchas y suciedad.

La dificultad de este proceso reside en la gravedad del problema; hay manchas que eliminaremos con mucha facilidad, pero hay otras que presentan más dificultades. Si éstas fueron causadas por materiales más agresivos (tinta o grasa) deberemos usar otras técnicas y productos como eliminadores de tinta o alcohol isopropílico.

Una vez hayamos limpiado, deberemos arreglar cualquier rasgadura o agujero utilizando un kit de reparación de tapicería. Una vez reparada la tela, debemos prestar atención al relleno. Si está dañado o desgastado, aconsejamos reemplazarlo por uno nuevo, ya que no merece la pena guardar el antiguo (es algo que no se ve y que, además, puede afectar a la comodidad del mueble si lo usamos).

A continuación, cortamos y colocamos la tela reparada sobre el mueble, asegurándola con grapas o pegamento para tela. Para acabar, sólo debemos estirar la tela para que quede lisa y sin arrugas antes de fijarla al mueble.

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