A lo largo de la historia las mujeres no tenían oportunidad de instruirse, sin embargo, muchas de ellas lucharon para poder escribir novelas o ensayos escritos. Aunque muchas mujeres tuvieron que poner pseudónimos para poder publicar sus propias novelas.
En la Edad Media había un grupo de mujeres poetas llamadas las Trobairitz, que componían versos y luego los recitaban. Otra escritora que reivindica en su obra la misma igualdad y libertad para mujeres que hombres es María de Francia.
Un dato muy curioso es que Bieris de Romans dedicó sus versos a otra mujer. A finales del siglo XVIII en Inglaterra Jane Austen se convirtió en una de las primeras escritoras “feministas”. Aunque tuvo que firmar con el nombre de By a Lady en sus primeras obras.
En sus libros las protagonistas son las mujeres independientes y así lo reflejaba en Orgullo y prejuicio, Sentido y sensibilidad, Emma, Persuasión, Mansfield Park o La abadía de Northanger.
En esa época Mary Shelley creó el personaje de Frankenstein. En el siglo XIX las hermanas Brontë lucharon para escribir y publicar por sí mismas historias precursoras del feminismo.
Caterina Albert es otra escritora española que también comenzó a publicar con el nombre de Víctor Catalán. Esta escritora es conocida por Solitud (1905), una de las obras capitales del modernismo catalán.
En el s.XIX y principios del XX dos escritoras que destacaron por su reivindicación de la igualdad entre hombres y mujeres fueron Rosalía de Castro y Emilia Pardo Bazán.
Rosalía plasmó en sus escritos su defensa de la lengua gallega, ya que creó la primera obra impresa en gallego: Cantares gallegos. El diario 20minutos informa que Emilia Pardo Bazán «nació en A Coruña en el año 1851 y siempre marcó sus raíces en sus escritos, con obras tan populares como Los pazos de Ulloa o La madre naturaleza. Su pensamiento reflejó los desafíos de la sociedad en la que vivía y puso de manifiesto la capacidad e independencia de la mujer para ocupar los mismos puestos en la esfera social, económica y política que los hombres».
Incluso, J. K. Rowling firmó algunos de sus relatos como Robert Galbraith. Además, son pocas las escritoras que aparecen en los libros de Lengua y Literatura, por lo que muchos profesores deciden explicar la biografía de muchas de ellas pese a estar fuera de temario.
Un dato muy curioso es que las obras del escritor Gregorio Martínez Sierra, eran en realidad de su esposa, María Lejárraga. La Biblioteca Nacional en colaboración con la Federación Española de Mujeres Directivas (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y modernas, organizaron el Día de las Escritoras que se celebra el primer lunes de octubre.
“Hemos querido dedicar el Día de las Escritoras a la insumisión intelectual de aquellas autoras que remaron a contracorriente, y en diferentes épocas y circunstancias cuestionaron el orden que les era impuesto y lo hicieron desde la ficción, la poesía o el ensayo. Su aportación fue enormemente valiosa: articularon una nueva forma expresiva donde la libertad trascendía cualquier bandera”, explica la periodista y escritora Joana Bonet.
Laura Freixas, presidenta de Clásicas y Modernas y una de las impulsoras de esta fecha indica: “Aunque las escritoras cosechen buenas críticas en los lanzamientos de las novelas, en los ‘rankings’ con los mejores libros que se hacen a final de cada año las mujeres no están”. Y añadió: “A pesar de que hay muchas mujeres escritoras con éxito en España el Premio Nacional de Narrativa lo ganó una mujer (Carme Riera) por última vez en 1995. Llevamos 21 años en el que cada año se lo lleva un hombre”.
Hace más de 40 años se creó la primera librería feminista. Impulsada por nombres tan conocidos como Manuela Carmena, o las abogadas Cristina Almeida y Francisca Sauquillo.
La Librería Mujeres está ubicada en la calle San Cristóbal, 17, de Madrid. Además de adquirir novelas, cuentos o biografías, se podía hablar sobre temas como los derechos laborales, el aborto, el divorcio, la sexualidad…
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