Las enfermedades de la piel no sólo aparecen por factores externos o físicos, sino también por diversos trastornos psicológicos.
¿Quién no ha oído hablar de que, ante situaciones de estrés o ansiedad, se haya manifestado pérdida del cabello o haya aparecido algún tipo de erupción en la piel? Siempre ha existido una conexión entre lo psicológico y lo dermatólogico.
La psicodermatología es una interacción entre la mente y la piel; en el que si existe alguna reacción psicológica negativa, la piel lo manifiesta de diversas maneras.
¿Qué es la psicodermatología?
Es la disciplina que combina la psicología con la dermatología. Es la compleja interacción entre la piel y los sistemas neuroendocrino e inmunológico. La piel responde tanto a estímulos endógenos como exógenos; detecta e integra señales ambientales y transmite condiciones intrínsecas al mundo exterior.
Varios estudios han avalado que la prevalencia exacta de los factores psicológicos que afectan a la enfermedad de la piel; está en torno del 25% al 33%. La investigación ha demostrado que los estímulos recibidos en la piel pueden influir de los sistemas inmunológico, endocrino y nervioso, tanto a nivel local como central. En varias enfermedades de la piel, como la dermatitis atópica, los niveles tisulares de factores de crecimiento nervioso y neuropéptidos, como la sustancia P, se han asociado con la patogénesis de la enfermedad y los marcadores de actividad de la enfermedad.
A la vez, la psicodermatología es una disciplina de la medicina psicosomática. Ambas disciplinas se unen ya en el embrión a través del ectodermo.
Cómo se diagnostica un caso de psicodermatología
Según la psicóloga Patricia Sánchez, una psicóloga en Zaragoza centro, el diagnóstico de un componente psiquiátrico subyacente en un paciente que tiene una enfermedad de la piel implica varias dimensiones. La evaluación de estas dimensiones juega un papel importante en la creación de un plan de tratamiento eficaz e incluye:
• Establecer una buena relación médico-paciente.
• Evaluar el nivel de funcionamiento del paciente, así como los diferentes factores estresantes físicos y psicosociales que pueden influir en el nivel de funcionamiento.
• Evaluar los componentes afectivos concurrentes que influyen en el nivel de funcionamiento.
• Ponderación de la presencia de ganancia secundaria.
• Considerar la calidad real y auténtica de la consulta.
Las clasificaciones de diagnosis incluyen:
• Trastornos psicofisiológicos: Las enfermedades de la piel se precipitan o exacerban por el estrés psicológico. Los pacientes experimentan una asociación clara y cronológica entre el estrés y la exacerbación. Los ejemplos en esta categoría incluyen dermatitis atópica, psoriasis y acné.
• Trastornos psiquiátricos con síntomas dermatológicos: No hay afección de la piel y todo lo que se ve en la piel es autoinfligido. Estos trastornos siempre están asociados con la psicopatología subyacente y se conocen como estereotipos de enfermedades psicodermatológicas. Los ejemplos incluyen dermatitis artefacta, tricotilomanía, trastorno dismórfico corporal y excoriaciones neuróticas.
• Trastornos dermatológicos con síntomas psiquiátricos: Los problemas emocionales son más prominentes como resultado de tener una enfermedad de la piel, y las consecuencias psicológicas son más graves que los síntomas físicos. Los ejemplos incluyen vitíligo, alopecia areata, acné excorie e ictiosis.
• Otros trastornos varios. Los efectos adversos relacionados con la medicación de los medicamentos psiquiátricos y dermatológicos también se han incluido en la amplia clasificación de los trastornos psicodermatológicos.
Tratamientos para la psicodermatología
Los pilares del tratamiento de los trastornos psicodermatológicos son un enfoque empático hacia el paciente; una buena relación médico-paciente; y un enfoque de equipo con psiquiatras, dermatólogos, terapeutas y servicios sociales.
Puede que, en un primer momento, consultes con tu médico de cabecera ante la aparición de alguna reacción cutánea. Si se diagnostica que se manifiesto es por causa de algún problema psicológico y no físico o alérgico, entonces te derivará al dermatólogo y al psicólogo o psiquiatra si hay gravedad en el caso.
Cabe señalar que si existe alguna enfermedad o alteración psicológica grave, puede que el proceso de tratamiento pueda tardar meses. Pero se puede manifestar mejoría en la piel durante y después del tratamiento.
El objetivo del tratamiento es mejorar el funcionamiento; reducir la angustia física; mejorar los trastornos del sueño; y controlar los síntomas psiquiátricos, como la ansiedad, la depresión, el aislamiento/retraimiento social y la baja autoestima.
Tanto el tratamiento farmacológico como el no farmacológico se utilizan para controlar los trastornos cutáneos. Los medicamentos incluyen antidepresivos, medicamentos contra la ansiedad, antipsicóticos y preparaciones tópicas para la piel.
También se han utilizado varios tratamientos no farmacológicos en pacientes con trastornos psicocutáneos, como la psicoterapia de apoyo, la TCC, la hipnosis, el entrenamiento de relajación, la biorretroalimentación, el manejo del estrés y las imágenes guiadas, se han empleado con éxito.