Los espacios en las oficinas del centro suelen ser bastante limitados, debido a los altos precios por metros cuadrados. Aquí se produce una guerra por intentar ganar espacio a las habitaciones, utilizando diferentes sistemas de puertas correderas, mamparas para separar espacios y también utilizando espacios comunes de trabajo.
Si te preguntas porqué tanto esfuerzo, tenemos que recordar la importancia en algunas empresas por tener una oficina en el centro de la ciudad. Por un lado tenemos que para los trabajadores es beneficioso trabajar en el centro, porque suele ser el lugar mejor comunicado de la ciudad.
Y por otro lado, es importante de cara a los clientes. Los clientes que acuden a una oficina en el centro saben que el dueño de la misma tiene que generar un volumen de negocio suficiente para mantenerla, lo que es un signo de confianza. Esto no es algo que se diga, pero inconscientemente nos damos cuenta de ello y lo valoramos.
También existe una gran oportunidad para obtener nuevos clientes. Por ejemplo, cuando trabajaba de pasante en el centro de Alicante, era bastante común que los clientes subieran de la calle simplemente al ver la placa de abogados en el portal. Muchos de esos posibles clientes acababan siendo buenos clientes. Este sistema de búsqueda de profesionales era habitual antaño, pero actualmente las nuevas tecnologías lo han sustituido, aunque pueden ser una buena fuente de clientes.
Como vemos tener una oficina en el centro es una ventaja, excepto porque si bajas en coche hay que buscar aparcamiento. En la guerra que hay por ganar metros, muchas empresas han optado por diseñar espacios de trabajo abiertos, que a pesar de ser productivos por muchas razones, dejan de lado la privacidad al trabajador.
Otro de las maneras de ganar espacio es mediante la optimización del mobiliario. Hay muchas maneras de ganar metros, y una de ellos es implementando los armarios empotrados. En el artículo de hoy vamos a hablar sobre los beneficios de tener armarios empotrados en la oficina o en un despacho.
Las ventajas de un armario empotrado
Permiten aprovechar mejor el espacio. Los armarios empotrados aprovechan al máximo el espacio disponible en el sitio donde se instala, puesto que el límite superior es el techo, el inferior es el suelo y, hacia los lados, ocupa toda la superficie de una pared a otra. De este modo, se evitan huecos y rincones muertos, tanto en los bordes como en el fondo.
Son más limpios. Al no existir huecos ni rendijas entre el cuerpo del armario y las paredes, se evita también la acumulación de polvo en esas zonas. Esto supone un ahorro significativo en la limpieza, ya que esa tarea siempre es engorrosa y consume bastante tiempo y esfuerzo. Las únicas superficies exteriores que se deben limpiar a menudo son las puertas, que son (por estar en el frente) lo más sencillo.
Facilitan la organización de su interior. Como los armarios empotrados requieren obras, su diseño interior se realiza a medida, en función de las condiciones del sitio donde se ha de instalar. Una columna, pilar o bajante que sobresale de la pared, y podría representar un problema si se comprase un mueble prefabricado, al quedar dentro del armario empotrado se puede aprovechar para sostener un estante.
Por otro lado, este mueble también permite tener en cuenta las necesidades de las personas que los utilizarán. Se pueden priorizar espacios para guardar zapatos, pantalones, trajes, vestidos de fiesta, ropa infantil, etc., siempre según el uso que se hará de ellos.
Favorecen la elegancia y la sensación de orden Un armario prefabricado siempre es un objeto que se ha introducido en la casa. Cuanto mayor sea su tamaño, dejará aprovechar más el espacio disponible; sin embargo, también será mayor la sensación de abarrotamiento de la estancia. Los armarios empotrados, en cambio, no son muebles externos metidos en la vivienda, sino una parte de ella.
Se adaptan a diversos estilos Como se fabrican por pedido, es posible elegir los materiales que mejor se adecúen al gusto y presupuesto personal. Las baldas, tabiques, barras y cajones interiores se pueden hacer de plástico, metal o distintos tipos de madera, desde especies duras hasta tableros de fibra de densidad media. Por su parte, para las puertas, que son la cara más visible de los armarios, pueden emplearse esos mismos materiales o bien cristal. Los diseños esmerilados dan excelentes resultados en este tipo de aplicación.
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