Ahora que estamos a principio de año es tiempo de empezar a plantearse los temas importantes en nuestra vida, ya que es el momento en el que los cambios que hagamos tienen suficiente tiempo para ver si son positivos y negativos. Y de igual manera hay tiempo para corregirlos y mejorar estos cambios.
Los mayores cambios que encontramos los seres humanos son aquellos que encontramos cuando crecemos y nos hacemos mayores. Estos cambios nos hacen tener más achaques, y de igual manera, nos hacen tomar hábitos más sedentarios. Aunque esto parece que se va a retrasar más, ya que las nuevas generaciones podrán vivir hasta los cien años, siempre que hayan pensiones claro…
Pero centrándonos en el motivo de este artículo, hoy vamos a hablar sobre un cambio sensible para las familias. Y no es otro que la de llevar a un familiar anciano a una residencia de mayores. Decimos que este cambio es sensible debido a las historias y bulos que circulan sobre las residencias de mayores.
Para muchas personas las residencias de mayores son lugares casi parecidos al purgatorio, y ni mucho menos esto es cierto. La realidad es muy diferente a la que muchas veces se cuenta, ya que las residencias de mayores no son sitios en los que internar a personas mayores, sino que son centros en los que se ayuda a las personas mayores a vivir con más facilidad.
Estas residencias son un apoyo para las familias que no pueden mantener a las personas mayores en casa, ya que muchas familias no cuentan con los recursos suficientes para cuidar a los familiares mayores. En cambio, las residencias de mayores cuentan estos medios, y además, ofrecen multitud de servicios y beneficios para facilitar la vida de los mayores y sus familias.
Los aspectos diferenciales más importantes
En primer lugar, destaca la libertad de movimiento, ya que la mayoría de las residencias se encuentran a día de hoy adaptadas a personas con diferentes tipos de dependencias o patologías e incluso con dificultades de movimiento, gracias a ascensores o rampas. De esta forma, los residentes no tienen que limitarse a la hora de desplazarse, pudiendo salir a tomar el aire a los jardines o moverse con normalidad por las instalaciones y atravesar las puertas con sus sillas de ruedas si fuese necesario.
En segundo lugar, un punto importante son los menús adaptados a cada residente. Enn las residencias encontrarán menús elaborados diariamente y adaptados a sus necesidades alimenticias. En casa, sobre todo si viven solos no suelen ser tan cuidadosos a la hora de cocinar para ellos, ni disciplinados con los horarios de comidas.
En tercer lugar, hay un punto diferencial que es el cuidado médico. Para una persona sola o simplemente una familia sería casi impensable poder permitirse un cuidado médico las 24 horas del día y todos los días de la semana. Sin embargo, en este tipo de residencias, al ser muchos los ancianos que viven en ellas, el gasto es compartido además de estar supervisados periódicamente.
En tercer lugar, la compañía es mucho mejor, y esto es también algo que agradecen, y mucho, nuestros mayores. Las conexiones sociales son vitales para el bienestar personal, en estos centros se encuentran con gente de su edad, con la que pueden compartir aficiones y conversación. Esta es otra importante ventaja de vivir en una residencia frente a vivir solos en sus casas.
Encontrar residencias que realicen estas tareas no es difícil, una de ellas es Sanvital, una residencia de ancianos en Madrid totalmente adaptada para atender a personas válides y dependientes, que ofrece diferentes niveles de ASISTENCIA PERSONALIZADA, en función de las necesidades de atención y los perfiles de los usuarios para facilitar un conjunto de acciones coordinadas que mantengan la calidad de vida, buscando mejoras y cambios positivos en la situación de los residentes