Cuándo comenzar a decorar y pintar la habitación del bebé

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La decoración de la habitación del bebé es una de las experiencias de la espera que más llena de ilusión a los padres. Además, los preparativos, la elección de colores y la compra del mobiliario y de los accesorios a juego se deben preparar con tiempo para evitar el cansancio y el estrés de dejarlo para última hora. Por ejemplo, el final del segundo trimestre del embarazo y el inicio del tercero, es decir, en torno a los cinco o seis meses de embarazo, está considerado como el momento ideal para preparar la habitación del bebé, la cual debe estar terminada antes del parto.

En este artículo te acompañamos a planificar todo dentro del tiempo correcto. Sigue leyendo.

¿Cuándo empezar a preparar la habitación de tu bebé?

Muchas madres comienzan con los preparativos de la habitación cuando su médico les confirma, mediante la ecografía de la semana 20, el sexo de su bebé. Esto porque ya al saber que se espera un niño o una niña es el punto de partida perfecto para comenzar a elegir los colores y elementos del cuarto del nuevo miembro de la familia, además que les ayuda a hacer más corta la espera, sobre todo en los últimos meses de gestación cuando comienzan a estar ansiosos por conocer a su bebé.

Estos preparativos modernos están también relacionados con el denominado síndrome del nido que experimentan muchas especies, y que tiene un origen ancestral. Se trata de ese instinto que sienten las embarazadas de preparar el nido, en este caso el dormitorio del bebé, para recibir a su pequeño. De hecho, muchas mujeres a punto de dar a luz suelen ponerse a limpiar la casa, a ordenar y colocar todo justo unos días antes del parto.

¿Cómo preparar el cuarto del bebé?

Entonces, ya llegados al momento de prepararlo todo, también llega el momento de las decisiones en cuanto a la decoración. En este sentido, el gusto personal de la pareja desempeña un papel fundamental en la elección de la decoración, pero también es importante pensar en el sentido práctico que debe tener la habitación a lo largo del crecimiento del niño, además de buscar crear un ambiente próspero que le llene de paz para su desarrollo.

Por supuesto, esta no es una decisión que se pueda tomar a la ligera. Está bien que nos planteemos cómo pintar la habitación del niño o niña, ya que probablemente conviviremos con esa pintura y decoración durante bastantes años.

Entonces habrá que decidir que muebles serán los más prácticos, quizá unos que se vayan adaptando a las diferentes etapas de crecimiento del bebé, que muebles nos permiten guardar todo lo que necesitamos y tenerlo a la mano y por supuesto, las medidas de seguridad que hay que tomar mientras nuestro bebé crece.

El color de la habitación

Elegir el color de la habitación del bebé o niño no es una decisión cualquiera, de hecho, es uno de los aspectos de decoración más importantes.

Elegir colores es elegir sensaciones, de modo que sopesa bien tu elección. Puede que a nosotros nos guste el color rojo o el amarillo chillón, pero que esos no sean los colores más apropiados para decorar las paredes de una habitación infantil.

Los colores se asocian a un estado de ánimo y transmiten sensaciones. Por ejemplo, hay colores alegres, colores apagados, colores neutros… Así que la gran pregunta es: ¿Cómo decidir el color de la habitación del niño?

Pues para esto, el equipo experto en pinturas de Pintores González nos explica que hay que tomar en cuenta dos factores: la luminosidad y el tamaño de la habitación.

Cuanto más pequeña o menos luminosa sea la estancia, más claros serán los colores que debemos escoger, ya que los tonos claros amplían los espacios. Mientras que, por el contrario, debemos evitar los colores «fríos» como el azul, el morado o el verde, ya que hacen el efecto de reducir el espacio, frente a los colores cálidos (naranja, beige, amarillo) que dan sensación de amplitud. Y por su parte, los colores fuertes u oscuros de cualquier tonalidad (rojo, verde, naranja, azul…) se recomiendan para habitaciones amplias que reciban buena luz natural.

Recordemos que la pintura del techo también tiene su importancia. Cuando éste se pinta de un tono más claro que las paredes, se crea un efecto elevador de ampliación de la altura del cuarto. Por el contrario, si el techo se pinta más oscuro que las paredes se crea un efecto de acercamiento, se «reduce» el espacio.

Finalmente, hay que tomar en cuenta que en base a los colores que estamos eligiendo, también elegiremos el resto de la decoración y el mobiliario, ya que deberemos buscar colores que combinen entre sí y sigan la misma línea de diseño. Por ejemplo, los muebles blancos o de colores claros son estupendos para añadir un toque extra de color en las paredes, ya que resaltarán más al contrastar con la pintura y con otros complementos y accesorios de decoración.

No obstante, aunque hay muchos factores que tomar en cuenta, no se pueden dejar de lado los gustos de los futuros padres, quienes deben llegar a acuerdos combinando sus diferentes ideas hasta crear un ambiente de ensueño para el pequeñín de la casa. Lo que deben buscar es aportar un toque personal y que la combinación de colores y la inclusión de figuras o dibujos variados estimule los sentidos y la imaginación de los pequeños.

Pinturas inadecuadas

Por supuesto, como en todo, hay determinadas pinturas que habremos de evitar. Lo primero es que adquirir nuestras pinturas en establecimientos con permiso y que estén homologadas y mirar que no contengan metales pesados. En este sentido, existe la opción de pinturas ecológicas, naturales, pinturas cerámicas… con materias primas no tóxicas y con muy poco olor.

Otra recomendación es que se pinte la habitación antes de que el bebé o niño llegue a casa y procurar una buena ventilación antes de que haya que dormir en ese cuarto, esto con el fin de prevenir problemas respiratorios, alergias e incluso posibles accidentes. La idea es hacer un buen trabajo con la pintura de la habitación del niño y con un final feliz, sin sobresaltos.

¿Cómo debe quedar el cuarto del bebé según los psicólogos?

Hace unos años se llevó a cabo un estudio con 30 niños y 30 niñas de 5 años y 6 años y medio en el cual se les exponía a diferentes colores y se les preguntaba qué les hacían sentir. En general, respondían con emociones positivas ante los colores brillantes (rojo, rosa y azul) y con emociones negativas ante los más oscuros (gris, negro y marrón).

Al aumentar la edad, las niñas parecían rechazar aún más los colores oscuros, mientras que los chicos no se mostraban tan negativos. Quizá esto también por la influencia de la cultura y los roles de género en los gustos y actitudes de niños y niñas.

La habitación del bebé tiene que ser estimulante para facilitar su desarrollo al mismo tiempo que le confiera una sensación de tranquilidad y seguridad. Por ejemplo, antes se usaban los colores neutros pensando en calmar al bebé, pero actualmente hay muchas más opciones que ofrecen los mismos resultados, permitiéndote encontrar algo más atrevido que resulte estimulante para tu hijo, sin que eso signifique agobiarle o sobrecargar la habitación.

Y es que según la psicología del color, estos determinan las emociones dentro de los espacios y transmiten, según sus características, unas y otras emociones.

Por ejemplo, el rojo se considera uno de los colores más brillantes y que más emociones despiertan. Puede ser estimulante para tu bebé y llamar su atención, pero hay que tener cuidado ya que si se usa en todas las paredes, puede sobrecargar y dificultar el sueño, especialmente si se trata de un bebé energético.

En el caso del color rosa, tan elegido para las habitaciones de las princesas de la casa por su estrecha relación con el sexo femenino, representa la feminidad y la empatía. Más allá de eso, el rosa es un color que nos ofrece los beneficios del color rojo, pero con menor intensidad, procurando un ambiente tranquilo, por lo que también es bueno para los niños más energéticos. De lo que hay que tener cuidado es que con el tiempo puede llegar a irritar un poco a los bebés, produciendo que se agiten, sobre todo si toda la habitación es rosa.

Por último, tenemos el ejemplo del color naranja. Se trata de un color acogedor y tranquilo, que invita a conversar con los demás y estar cómodos. Además, regulando su intensidad se puede conseguir uno u otro efecto: usa un naranja más oscuro para crear una atmósfera más relajante o un naranja brillante para mayor estimulación y un toque más moderno. Sin embargo, es mejor utilizar el naranja para cualquier otra habitación de la casa, ya que en los niños puede generar sensación de ansiedad y falta de concentración si la habitación no es muy luminosa.

 

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