El Síndrome de Estrés Crónico y Múltiple, también llamado Síndrome de Ulises, es un conjunto de síntomas que produce estrés grave y angustia al tomar la determinación de emigrar. En la actualidad lo padecen más de 50 millones de seres humanos.
El nombre de este trastorno proviene de Odiseo (héroe de la mitología griega conocido como Ulises en las leyendas romanas). Según cuentan la Ilíada y la Odisea, tras luchar en la Guerra de Troya, Ulises estuvo durante 10 años navegando y teniendo que sortear grandes obstáculos antes de lograr volver a casa.
“El nombre de este síndrome lo aportó en los 90 Joseba Achotegui, profesor en la actualidad de la Universidad de Barcelona. Múltiples investigaciones aseguran que aunque también lo pueden padecer personas jóvenes es más frecuente que lo sufran ancianos y personas de mediana edad. Esto es así porque cuando somos pequeños nos es más fácil aprender un idioma nuevo”, explican los psicólogos de PSI.
Causas del Síndrome de Ulises
Proceso de duelo: El síndrome de Ulises puede relacionarse con tener que adaptarse a pérdidas importantes. Las personas que deciden emigrar se separan de su entorno habitual, de su familia, de sus amigos, de sus compañeros de trabajo e incluso de su identidad como ciudadanos de un país concreto. La angustia se sufre más por la noche cuando llegan los recuerdos y las necesidades afectivas.
Dificultades económicas: En muchas ocasiones, la persona que decide emigrar del país destina una gran parte del sueldo que genera a su familia. Esto conlleva a una mala alimentación basada en productos baratos que quizás no incluyan todos los nutrientes que realmente necesita.
Aislamiento sociocultural: Puede producirse por no conocer el idioma el nuevo país de residencia o por diferencias culturales o étnicas. También por los prejuicios con los que muchas de estas personas tienen que lidiar al llegar a su nuevo destino.
Terror: En los casos en que la acción de emigrar ha sido llevada a cabo de forma ilegal también aparece el factor del miedo. El temor a una posible deportación del país o internamiento supone un estresor extra que afecta negativamente a la salud emocional.
Dificultades legales: El síndrome de Ulises también es acentuado por los grandes obstáculos a los que tienen que hacer frente un gran número de inmigrantes al tratar de legalizar su situación. Buscar trabajo o acceder a servicios básicos como la vivienda o la asistencia médica es una tarea realmente frustrante para muchos de ellos.
Síntomas del Síndrome de Ulises
–Depresión: Proliferan los sentimientos de tristeza que tienen relación con el fracaso personal, la baja autoestima, la culpa e incluso el deseo de morir. Esto puede variar según la cultura, por ejemplo los occidentales tienden más a sentirse culpables que los asiáticos.
–Ansiedad: Se manifiesta a través de síntomas de preocupación exagerada, irritabilidad, tensión psicológica y física y miedo. También es un síntoma bastante generalizado la dificultad para conciliar el sueño, o insomnio.
–Dolor de cabeza: presentes en la mayoría de los pacientes. Suelen ir acompañados de fatiga
-Tabaquismo y Alcoholismo: Consumo excesivo de sustancias como el tabaco y el alcohol.
-Dolor en distintas partes del cuerpo: Gastrointestinales, óseos y musculares (ejemplo: molestias en el torax).
Tratamiento
El Síndrome de Ulises es agobiante y puede llevar a muchas personas a sufrir un trastorno severo de ansiedad. Si se siguen una serie de pautas, los síntomas pueden reducirse:
-Se aconseja que la persona que sufre el trastorno acuda a un médico o psicólogo para que este intente reducir los síntomas lo máximo posible. Allí el experto le enseñará diferentes técnicas para combatir la ansiedad y analizará el origen del Síndrome de Ulises.
–Hablar con seres queridos apacigua el sentimiento de soledad y hace sentir al emigrante más cerca de los suyos. Gracias a las tecnologías actuales tenemos diferentes formas de hablar con nuestros amigos o familiares aunque nos encontremos cada uno en una parte del mundo.
– Es bueno realizar ejercicio físico o llevar a cabo diferentes técnicas de relajación para combatir el estrés. Salir a correr, nadar, o cualquier ejercicio aeróbico es idóneo para despejar la mente y reducir así la ansiedad.
– Es fundamental ser optimista y mantener un pensamiento positivo. No hay que perder el ánimo y tener claro que por muy desagradable que sea, el momento que estamos atravesando no durará para siempre.
–Alimentarse bien. Intentar seguir una buena alimentación donde abunden frutas, verduras y cereales. Es importarse que nuestra dieta nos aporte todos los nutrientes que necesitamos para encontrarnos bien anímica y físicamente.