Reborn: el renacer de la muñeca

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Los juguetes de toda la vida, aquellos que nos traen nostálgicos recuerdos de la infancia. Los que motivaban e incentivaban la creatividad y la imaginación, siguen presentes en nuestras vidas. 

El ocio infantil, las formas de jugar e interaccionar unos niños con otros, ha evolucionado de tal manera, que no parece haber lugar para los juguetes de antaño. Afortunadamente, si lo hay.

Tal vez ya no veamos a los niños jugar al pilla pilla por la calle. Lanzar la peonza a ver cuál dura más o vestir a las muñecas y peinarlas en grupo a la vez que se intercambian los vestidos. Sin embargo, todos los juguetes con los que disfrutaban los prepúberes hace años, siguen en el mercado. Está claro que si se oferta, es porque se demanda.

Trenes, cochecitos, muñecas, los famosos clics, siguen ahí y todos los infantes los conocen. Puede que con la saturación informativa que tienen, el cole y la forma de vida actual, no utilicen tanto la imaginación como generaciones anteriores. Hoy los niños no salen a la calle con sus juguetes, pero los juguetes los tienen y juegan con ellos cuando no hay Tablet.

De todos los tipos de juguetes, el que ha sufrido un mayor cambio de rol, es la muñeca. Siempre hubo mujeres (y algunos hombres) que coleccionaban muñecas de todo tipo.

Existen en el mundo coleccionistas de Barbie, muñecas de porcelana o las famosas y divertidas barriguitas. Consultando a los expertos en muñecas de Diversal hemos sabido de primera mano de las virtudes del reborn. Esta clase de muñecos hiperrealísticos, con tan demandados como aclamados.

No solo para niños o niñas, los adultos también gozan de sus muñecos Reborn y en numerosas ocasiones, se utilizan con fines terapéuticos. Vamos a indagar un poquito en la fabricación de estos muñecos y porque son tan especiales y costosos.

Creando un bebe

Los muñecos reborn, reproducen al detalle a los recién nacidos. Arruguitas, pelo, uñas, pliegues en el cuerpo etc. Se hacen a mano, en materiales como la silicona o el vinilo que producen una sensación más real al tacto.

Fue durante la II Guerra Mundial, en Alemania, las mujeres tenían que reconstruir las muñecas para que sus hijas pudieran jugar, que surgió esta clase de muñeco renacido. En los años 90, Estados Unidos adquirió este proceso de transformación de muñecas y poco a poco, apareció la industria.

No ha sido hasta la última década, que los reborn han empezado a ser de sobra conocidos. Inspirando un profundo amor en algunos y una extraña inquietud en otros por su realismo.

Algunos de estos muñecos están dotados de tan alto grado de realismo, que pueden ser confundidos con auténticos bebes. Su utilización pasa por la industria cinematográfica que los utiliza en lugar de bebes reales, gente que tiene un hobby o mujeres que han perdido un bebe y lo utilizan de manera terapéutica.

Crear un reborn es crear una obra de arte, independientemente de que sea niño o niña. El reborning, así se denomina esta tarea, tan gratificante como laboriosa, conlleva tiempo y dedicación. En la fabricación de un reborn de vinilo, lo primero que se hace es desmontar la muñeca y limpiar bien sus partes.

Luego, las pestañas y los ojos originales se sustituyen. Los ojos que se utilizan son acrílicos o de cristal para dotarlos de un brillo que de realismo al reborn. Tras estos primeros y sencillos pasos, se pasa al pintado. Esta tarea, es donde se demuestra la destreza del artista, porque si, se trata de un arte.

Pintar el cuerpo del reborn para dotarle de ese realismo que lo caracteriza, puede suponer días de trabajo. Secar cada capa, aplicar las pinturas sin olvidar los tonos y matices del cuerpecillo de un recién nacido, las venitas etc. El detalle en el rostro, labios y deditos, deben ser detallados al milímetro. Cada capa de pintura debe hornearse para que seque. Por último, cuando el resultado es el deseado, se dan varias capas de barniz que se hornean por igual, para proteger el reborn.

Hecho esto, hay que injertar el pelo en la cabeza. Esto se hace con agujas especiales que empujan uno o varios pelos al intentarlas en la cabeza. Una vez injertado todo el pelo que el reborner considera, se comprueba que este correcto y por dentro de la cabeza, se fija con pegamento.

Teniendo en cuenta que se está creando un bebe, habrá que cortar y dar forma a esa cabellera. Se utilizan desde pelos de alpaca o seda, hasta pelos de cabra, eso depende del bebe que ser realice y las preferencias del reborner.

Por último, se rellena el muñeco, se calcula el peso deseado y se van rellenando sus diferentes partes. Se puede hacer con tela o rellenos especiales a base de cristal granulado o bolas de plástico.

Para sujetar chupetes o accesorios en el reborn, se colocan imanes en su interior, antes de proceder al rellenado.

Otros materiales

Los reborn de vinilo, cuyo proceso hemos explicado, son rígidos. Sin embargo los de silicona, son más blanditos y semejantes a la textura de un bebe real. Las extremidades son más flexibles e incluso la cabeza cae hacia atrás si no la sujetas con firmeza

Este material es resistente al baño y a un manipulado más continuo sin interferir en su durabilidad.

El proceso de fabricación, es quizá más minucioso ya que se parte desde cero: bocetos, moldes y pruebas hasta obtener la base con la que al final, trabajar. Una vez que se obtiene la pieza, se trabaja de forma muy similar al vinilo. Se utilizan en este caso pigmentos especiales para hacerlos más resistentes al agua y que no pierdan detalle con el lavado.

Independientemente del material, estos muñecos sustitutos en muchas ocasiones de bebes auténticos, cada vez están dotados de mayor realismo. Existen ya en el mercado, reborns de silicona que simulan la respiración.

Su utilización como terapia gana terreno, ya que para muchos pacientes, tener que cuidar un bebe, puede reportar numerosos beneficios en su recuperación o evitar un mayor deterioro cognitivo. Al ser meros muñecos, no existe riesgo para nadie.

También hay quien encarga réplicas de sus bebes ya adultos para recordar cómo eran de pequeños. La cuestión es que el universo de las muñecas, ha renacido, igual que los propios reborn hacen gala de su nombre.

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